Cartagena
tiene puestos los ojos del mundo a partir de la celebración de la cumbre de las
Américas, encuentro de jefes de Estado del continente que se celebró a
comienzos del mes de abril y que pasó a
un segundo plano a partir del escándalo sexual en el que se vieron involucrados
agentes del servicio secreto de los Estados Unidos tras llevar a prostitutas al
hotel donde se alojaban días previos a la llegada del presidente Barak Obama.
Mientras
la investigación del caso deja sin credenciales a 11 de los agentes acusados de
"conducta inapropiada" en Cartagena, la canciller colombiana María Ángela
Holguín da un paso en falso al afirmar que “Donde hay un hombre, hay prostitución”, frase que pronunció al intentar aclarar que los únicos culpables de
la situación son los oficiales implicados. La expresión de la canciller ha
tenido el rechazo absoluto por parte de la comunidad masculina que pide respeto
no solo para ellos sino para las mujeres
con las que comparten sus vidas porque según la interpretación que ellos le dan
a lo dicho por Holguín, todas las señoras que trabajan o viven con hombres son
prostitutas.
Pero ¿qué pasa con las damas que prestaron sus
servicios de acompañantes? A pesar de que los de la inteligencia “gringa” se
las querían dar de vivos al no pagar la tarifa impuesta por una de ellas, han
resultado beneficiadas al convertirse en los “personajes” más buscados por
algunos medios de comunicación internacionales que las buscan por cielo y tierra
con el único fin de escuchar de voz de las protagonistas del escándalo, el minuto a minuto de lo sucedido en la
fiestas de los “calurosos” agentes secretos.
Es claro que Cartagena es una ciudad que atrae
turismo de todo el mundo no solo por su historia, las condiciones climáticas y por los mágicos lugares con que cuenta, ahora
es un destino atractivo para los extranjeros que buscan pasar una temporada de desorden
a partir de las redes que se han aliado para permitir la explotación sexual en
jóvenes, realidad que se quiere ocultar a como dé lugar.
Por su parte la canciller se mantienen en su
posición y dice sentirse muy triste porque
han mostrado a Cartagena como la culpable al señalar que solo es un puerto que
vive del turismo, mientras que culpa de todo al servicio secreto.
Por Paola Rojas
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